“Préstamo, interferencia y transferencia: conceptos del contacto lingüístico”, nueva entrada de blog escrita por María Sánchez Paraíso
Préstamo, interferencia y transferencia: conceptos del contacto lingüístico
María Sánchez Paraíso
De la coexistencia de dos o más lenguas en un mismo espacio resultan distintas variaciones y cambios lingüísticos en las lenguas en contacto que se combinan con la influencia de factores como la extensión del contacto en el tiempo (ya sea contacto histórico o reciente, causado, por ejemplo, por movimientos migratorios), el bilingüismo de los hablantes, la situación educativa (la enseñanza de la lengua, el nivel de escolarización/instrucción de los hablantes), los contextos sociales (la estigmatización de alguna de las lenguas, las actitudes lingüísticas). El interés que han suscitado estas situaciones de multilingüismo ha derivado en estudios de las distintas áreas de contacto o ecologías. Sin embargo, no hay un marco teórico homogéneo y los trabajos se han desarrollado desde diversas perspectivas teóricas y metodológicas.
En los inicios de estos estudios, había una tendencia a describir el contacto lingüístico desde una perspectiva prescriptivista donde se señalaban condiciones, restricciones o las consecuencias negativas de la influencia de las lenguas en contacto; así, en muchas ocasiones se trataban estas variaciones y cambios lingüísticos como desvíos gramaticales. Hoy en día los estudios teóricos sobre contacto de lenguas han evolucionado notablemente, ya que se han investigado muchas situaciones de contacto centrando la atención en el hablante y no solo en los resultados observados en las lenguas o en qué elementos pueden prestarse de una lengua a otra, como viene haciendo el grupo de investigación de la Universidad Autónoma de Madrid Cambio lingüístico en situaciones de contacto (desde 2006).
El objetivo de esta entrada es presentar los conceptos de préstamo, interferencia y transferencia que a lo largo del desarrollo de la Lingüística de contacto han sido utilizados con sentidos diferentes por los investigadores.
Préstamo, interferencia y transferencia
Weinreich, uno de los primeros investigadores en la Lingüística de contacto, utiliza en su obra Language contact (1953) el término interferencia para describir las diferentes desviaciones de la norma de las lenguas que están en contacto. A partir de él, estudiosos del contacto han utilizado este concepto para referirse a lo que consideraban “error”, “desvío”, “préstamo” o “calco”, con la connotación negativa que estas palabras tienen. Fue Clyne, en 1967, quien propone sustituir interferencia por transferencia para hablar del contacto lingüístico y evitar la connotación peyorativa del término. Silva-Corvalán (2001) o Germán de Granda exponen la diferencia entre interferencia y transferencia en función de si los rasgos de una lengua sobre otra son inestables y momentáneos o si están fuera de la norma, casos que se consideraría interferencias; estos cambios serían transferencias si son sistemáticos y no van en contra de las normas gramaticales de la lengua receptora. Sin embargo, en ocasiones variaciones que no se ajustan a las reglas gramaticales normativas de la lengua receptora se extienden incluso al habla de los monolingües, como la omisión de objeto directo (las papas, Ø lavamos) del español andino en contacto con quechua, por lo que estos conceptos deben revisarse.
En cuanto a los términos de préstamo e interferencia, la cuestión de la adquisición completa o incompleta de las lenguas que están en contacto ha centrado la atención para establecer las diferencias entre estos conceptos. Thomason (2001) considera que los cambios inducidos por contacto en los que el aprendizaje imperfecto desempeña un papel esencial son interferencias, mientras que los cambios inducidos por el contacto en los que el aprendizaje imperfecto no es un factor importante serían los préstamos. Por ejemplo, imaginemos que un hablante tiene como lengua materna el inglés y como lengua segunda el francés, pero lo ha adquirido en edad adulta y de manera informal. Este hablante podría introducir elementos del inglés cuando habla francés, lo que serían interferencias. En efecto, el hablante usa ciertas palabras/estructuras gramaticales del inglés en un determinado contexto o situación cuando se expresa en francés, y estas palabras o estructuras gramaticales en inglés podrían aparecer ocasionalmente o podrían quedar permanentemente en el discurso en francés. Sin embargo, estaríamos hablando de préstamos si este hablante introdujera ciertas palabras del francés cuando habla inglés. La autora manifiesta, además, que en la interferencia hay menos vocabulario transferido y más gramática y, por el contrario, en el préstamo se transfiere más léxico y menos gramática. Así, se considera que las interferencias son básicamente fonéticas, aunque también puedan ser morfológicas y hasta sintácticas, mientras que los préstamos son léxicos.
En 2005, Winford reformulaba la propuesta de Van Coetsem (1988) y explicaba una idea del contacto lingüístico direccional, donde el hablante transfiere elementos de su lengua dominante a la lengua receptora, a lo que llama imposición y, por otro lado, explica que si el hablante transfiere elementos de su lengua no dominante a su lengua dominante, sería préstamo. A diferencia de Winford, Palacios (2011) tiene una visión más dinámica del contacto lingüístico y entiende los cambios inducidos por contacto como “bidireccionales”, esto es, que pueden darse entre las dos lenguas implicadas en el contacto cuando hay una situación de contacto histórico intenso.
Al estudiar los distintos fenómenos lingüísticos que tienen lugar en una comunidad, se ha comprobado cómo los cambios inducidos por contacto se dan en las lenguas en contacto de manera simultánea, por lo que la direccionalidad de los cambios de una lengua a otra no parece ser el único factor relevante y, por tanto, es difícil considerar en estos contextos qué es préstamo o qué es interferencia. Para ilustrar esto, podemos viajar a Paraguay donde existe un contacto histórico intenso de guaraní y español. Allí, tanto el guaraní como el español han tenido cambios inducidos por contacto en la morfosintaxis, no solo en el léxico (por ejemplo, el guaraní actual ha reestructurado el orden originario objeto- verbo a verbo-objeto para hacerlo similar al español; el español ha incorporado el sistema de modalizadores del guaraní para matizar la fuente de la información, confirmar la veracidad de una proposición, etc.).
Sin embargo, la explicación de los cambios por contacto de lenguas no acaba aquí. El hecho de que los contextos de contacto de lenguas sean diversos y complejos supone que los cambios inducidos por contacto van más allá de la idea de la simple importación de elementos de una lengua a otra (Heine y Kuteva 2005), lo que se ha denominado calco estructural o cambios directos inducidos por contacto (Palacios 2011). En efecto, existen también cambios indirectos inducidos por contacto (Palacios 2011) que no importan o trasvasan elementos directamente de una lengua a otra, sino que son cambios que se producen a partir de rasgos o estructuras presentes en ambas lenguas. Estos cambios se producen por convergencia lingüística (concepto en el que nos adentraremos próximamente en el blog). Es decir, mientras que la interferencia se relaciona con la recepción de un elemento externo de una lengua a otra, la convergencia aludiría a las cambios o innovaciones en la organización de una lengua para aproximarse a la otra lengua en contacto. Encontramos un ejemplo en los sistemas pronominales átonos de tercera persona de distintas zonas de contacto lingüístico. Ahí tenemos un cambio indirecto inducido por contacto que llega a reorganizar un sistema lingüístico completo como ocurre con el español en contacto con quechua en Perú: en el objeto directo se utiliza la forma pronominal lo (lo hizo la foto) sin distinción del género del referente del objeto. En el español, los pronombres de objeto indirecto (le/s) tampoco varían, aunque su referente sea masculino o femenino. Por otro lado, el quechua no tiene el rasgo de género y no es relevante para esta lengua, por tanto, tampoco lo es para los hablantes de español. Así, en los cambios indirectos inducido por contacto, el hablante bilingüe aprovecha los recursos que le ofrecen las dos lenguas que habla (español y quechua) para crear nuevas formas y utilizarlas en su habla cotidiana (Palacios 2011).
Para profundizar más en estos conceptos, recomendamos la siguiente lectura:
Palacios, A. 2011. «Nuevas perspectivas en el estudio del cambio inducido por contacto: hacia un modelo dinámico del contacto de lenguas». Revista de Lenguas Modernas. Santiago de Chile: Universidad de Chile, 38 (2o semestre), 17-36.