“El bilingüismo desde la perspectiva social”, nueva entrada de blog escrita por Sara Gómez Seibane (Parte 2)


El bilingüismo desde la perspectiva social

Sara Gómez Seibane

Avanzamos en la entrada anterior que el bilingüismo, además de ser un fenómeno individual, es un hecho social. En una comunidad, pueden convivir dos (o más) lenguas como resultado de sucesos histórico-políticos, por ejemplo, la formación de nuevos estados nacionales o los desplazamientos de poblaciones por invasiones y colonizaciones, o de circunstancias vitales, como la inmigración (voluntaria, por necesidad y forzosa) y las familias bilingües. Mientras que en ciertos casos el bilingüismo se percibe positivamente y se destaca como rasgo internacional, en otros contextos ser bilingüe tiene connotaciones negativas y puede ser un estigma social.

Las comunidades donde hay varias lenguas pueden tener bilingües de distinto grado de dominancia en cada lengua, bilingües con diferente frecuencia y funciones para cada lengua, nativos de una de las lenguas y hablantes de segunda lengua. Además, según las circunstancias, el bilingüismo puede ser una elección personal o una necesidad, incluso una cuestión de supervivencia. Esta variada ecología de hablantes alberga actitudes positivas y negativas hacia las lenguas que coexisten, en las que influyen circunstancias e historias sociolingüísticas diferentes, así como la lengua originaria, el grado de escolarización, el registro o la presión de la norma. En esta entrada, tratamos el estatus de las lenguas en la sociedad y la importancia de las actitudes de los hablantes hacia las lenguas.

El estatus de las lenguas en la sociedad

En una sociedad bilingüe las dos lenguas (y culturas) convivientes entablan una relación política. Generalmente, hay una lengua mayoritaria, muchas veces de carácter oficial, y otra minoritaria. La lengua mayoritaria suele tener una tradición escrita y es la lengua del poder económico y político, así como de la cultura y la educación. La lengua minoritaria, en cambio, se utiliza para las relaciones personales, familiares y cotidianas; puede ser exclusivamente oral y en ocasiones carece de una variedad estándar.

Una lengua puede tener un estatus diferente dependiendo del territorio donde se habla. Así ocurre con el español: es la lengua mayoritaria en Hispanoamérica, pero es lengua minoritaria en los Estados Unidos. En Hispanoamérica, como resultado de los procesos de independencia de España iniciados en el siglo XIX, el español se eligió como lengua oficial de las nuevas repúblicas, y por ello fue la lengua urbana del poder económico y social, mientras que los cientos de lenguas indígenas se identificaron con la lengua rural y popular. Por el contrario, el español en Estados Unidos es una lengua de migrantes sin prestigio, que despiertan sentimientos de rechazo en parte de la población estadounidense, que defiende el monolingüismo en inglés como símbolo de la ciudadanía y lealtad estadounidenses (Montrul 2013).

Las situaciones anteriores suelen originar un tipo de bilingüismo asimétrico: hay menos bilingües entre quienes tienen la lengua mayoritaria como lengua nativa que entre quienes tienen la lengua minoritaria como nativa. Por ejemplo, en gran parte de Hispanoamérica la población indígena debe aprender español para mejorar su situación socioeconómica, mientras que los hispanohablantes no necesitan aprender la lengua indígena de su país. En los Estados Unidos, por su parte, una niña de origen hispano debe aprender inglés para tener éxito en la escuela y en la sociedad estadounidense, mientras que una niña de habla inglesa no tiene que aprender español para alcanzar los mismos objetivos. En situaciones de inferioridad social y política, además, puede darse el bilingüismo sustractivo, que puede erosionar la lengua primera (y minoritaria) e incluso abandonarla en la siguiente generación. Los hablantes que viven en este contexto de inferioridad suelen tener una baja estima de su propia lengua primera porque piensan que mantenerla puede dificultar su progreso socioeconómico y el de sus hijos.

Junto a estos tipos de bilingüismo, existe el aditivo, cuando un hablante aprende una nueva lengua sin que su lengua primera corra peligro de ser sustituida ni considerada inferior. Así les sucede a los anglohablantes que aprenden español como lengua extranjera para mejorar su carrera profesional; y lo mismo en el caso contrario, los hispanohablantes que viven en un país donde el español es lengua mayoritaria y aprenden inglés. Sobre las consecuencias del inglés como lengua estándar de comunicación se reflexiona aquí:


Las actitudes de los hablantes hacia las lenguas

El estatus sociopolítico de las lenguas y su historia influyen no solo en el tipo de bilingüismo social, sino también en las actitudes de los hablantes hacia las lenguas. Las actitudes y opiniones de los hablantes sobre distintos aspectos del lenguaje —como el purismo, la corrección, la identidad o el contacto de lenguas— condicionan su comportamiento lingüístico y el mantenimiento (o pérdida) de las lenguas minoritarias. Por eso, desde los gobiernos de territorios con lenguas minoritarias y/o minorizadas (por haber sido marginadas, perseguidas o prohibidas en algún momento de su historia) se impulsan políticas lingüísticas para promover el aprendizaje y uso público de estas lenguas. En España, la Constitución de 1978 dispuso como lengua oficial el español o castellano y dejó en manos de las comunidades autónomas la promoción y revitalización de sus correspondientes lenguas. Gracias a este marco legal, algunas comunidades autónomas promulgaron leyes en la década de 1980 para que las lenguas autóctonas alcanzaran el mismo estatus que el español en la esfera pública y privada. Por eso, en Galicia, País Vasco, Navarra, Cataluña, Islas Baleares y Valencia son cooficiales el gallego, la lengua vasca o euskara, el aranés y el catalán. Con todo, los resultados de estas medidas son distintos por las actitudes lingüísticas de los hablantes. Por ejemplo, comparado con catalán y euskara, el gallego soporta actitudes más negativas de los hablantes, que dificultan su difusión entre jóvenes urbanos.

En Hispanoamérica, por su parte, algunas lenguas indígenas han logrado la cooficialidad en sus países. Pero, como estas lenguas se vincularon a lo rural y se consideraron inferiores al español, los hablantes han desarrollado actitudes negativas hacia ellas, incluida la propia población indígena. Por ejemplo, en Bolivia desde 1997 son lenguas oficiales, además del español, varias lenguas autóctonas, entre ellas el quechua, una de las que goza de mayor número de hablantes. En un experimento de percepción realizado con adultos entre 19 y 57 años con experiencias comunicativas con hablantes de español boliviano y quechua, los participantes evaluaron de modo distinto a una misma hablante nativa de español con educación superior en función de si hablaba en español boliviano o en quechua (Babel, McGowan y Enríquez 2021). Apreciaron diferencias más claras entre vocales cuando escuchaban español boliviano que cuando escuchaban quechua, aunque la voz era de la misma persona y había sido manipulada para asegurar que las diferencias entre vocales fuera igual en las dos lenguas. Además, señalaron que la hablante de quechua tenía menor grado de educación y calificaron su discurso como difícil de entender. Esto demuestra la estigmatización de los bilingües dominantes de quechua, una de cuyas tendencias es la igualación entre las vocales /e/-/i/ y /o/-/u/ al hablar español. Es evidente que, aunque la legislación apoye a los bilingües, sigue siendo lamentablemente frecuente la discriminación hacia los hablantes de lenguas indígenas.

Las actitudes de los hablantes hacia el contacto de lenguas

Las actitudes hacia algunos fenómenos resultado del contacto de lenguas reflejan también las ideas de los hablantes sobre lo que “debe” ser una lengua. Por ejemplo, los bilingües euskara-español juzgan que el cambio de código (mezclar las dos lenguas en un mismo enunciado como Emaidazu la mano ‘dame la mano’) es informal y diferente según el origen lingüístico del hablante: si es nativo de euskara, se estima natural, pero si el euskara es su segunda lengua aprendida en un contexto educativo, se considera que le falta destreza en esa lengua y por eso recurre al español (Lantto 2016). De aquí se desprenden varias ideologías que condicionan el uso y la valoración del cambio de código: la ideología de la lengua materna, es decir, la creencia de que solo la lengua aprendida en el hogar es la auténtica; y las ideologías de la pureza y del monolingüismo como la representación legítima de un estado-nación ideal, para cuyo mantenimiento, si hay otras lenguas, deben permanecer estrictamente separadas.

Pero las actitudes pueden evolucionar como consecuencia de hechos y necesidades sociales. Por ejemplo, el deseo de asimilarse a la cultura prestigiosa de la lengua mayoritaria lleva a algunos hablantes a adoptar préstamos y expresiones del español, en contra de las ideologías de la autenticidad y de la pureza de las lenguas, según las cuales la lengua ya quedó fijada en el pasado (lo primitivo es lo original) y cualquier cambio externo atenta contra la forma auténtica. Esto sucede en algunas comunidades americanas en las que la población indígena intenta evitar la estigmatización social derivada de su origen.

En la investigación sobre el contacto de lenguas es preciso, por tanto, atender a las características sociohistóricas y al perfil sociolingüístico de las comunidades bilingües, a la variada ecología de hablantes, al nivel de escolarización y a las actitudes. Todos estos factores son esenciales para mantener, cambiar e incluso abandonar las lenguas.


Bibliografía básica:

Babel, A. McGowan y P. Enríquez 2021: “Niveles de percepción de las vocales en contacto: el caso de una variedad de español andino en Bolivia”, Traspasando lo lingüístico: factores esenciales en el contacto de lenguas, Madrid: Iberoamericana/ Vervuert (en prensa).

Lantto, H. 2016: “Conversations about code-switching: contrasting ideologies of purity and authenticity in Basque bilinguals’ reactions to bilingual speech”, Multilingua, 35/2, 137-161.

Montrul, S. 2013: El bilingüismo en el mundo hispanohablante, Malden, Oxford: Wiley-Blackwell.


Cómo citar esta entrada:

Gómez Seibane, Sara (2021): “El bilingüismo desde la perspectiva social”, Blog del grupo Español en Contacto. Recuperado de: https://espanolcontacto.unirioja.es/el-bilinguismo-desde-la-perspectiva-social-nueva-entrada-de-blog-escrita-por-sara-gomez-seibane-parte-2/